Acerca de la vejez algo que lei por alli.
El ser humano fue diseñado para vivir 40-45 años hasta mediados del siglo 19. Con los avances en la medicina y la investigación tecnológica, el descubrimiento de la penicilina, el adelanto en la cirugía, los trasplantes de órganos y las normas de higiene, el ser humano puede vivir 90 años y más.
El organismo sigue su proceso normal de deterioro. Después de los 45 empiezas a tener cataratas, dolores artríticos, crecimiento de la próstata y del corazón, pérdida de visión, pérdida auditiva, etc.
¿Vale la pena vivir esos años más con los dolores y los problemas de salud que resultan del deterioro del cuerpo? Mi respuesta es positiva.
Lo doloroso de la vejez no está en una o más dolencias físicas. Los que caemos en la categoría de ‘viejos ' nos vemos empujados a un lado del camino, apartados a codazos por una juventud ebria de ambiciones que solo mira hacia delante y se olvida de ese encadenamiento necesario entre lo que fue, lo que es y lo que va a ser.
El que llega a la vejez, por fuerte que se sienta, aunque su inteligencia esté brillante con la preciosa cualidad del aquilatamiento de su criterio, gracias a su experiencia, apenas podrá ser considerado como especie de reliquia, como algo bueno que quedó en el tiempo.
¿qué vamos a hacer con tantos viejos?
Esto es realmente triste, pero es la ley de la naturaleza. Vivir es cambiar; es morir para que vivan nuevas generaciones que a su turno morirán. Y sobre todo lo que desapareció, silencio y olvido.
Según estudiosos de la vejez, el cuerpo humano está diseñado para perdurar por 120 años, pero muere antes por malos hábitos y pobre dieta.
Si el sistema educativo incluyera los beneficios de la meditación, el yoga, el Tai Chi, el ejercicio integral y la buena música, se incrementaría enormemente la calidad de vida de todos. Eso lo haría un buen ministro de Educación, y sería una revolución personal.
Hay que desintoxicar la mente, el cuerpo y el espíritu de todo lo que nos hace daño, como energías negativas, malos pensamientos y sentimientos; dolores espirituales, obsesiones, recuerdos venenosos, odios e iras; de los contaminantes químicos que ingerimos; de las malas noticias, la basura ideológica y las porquerías visuales, pues todo eso nos bloquea y no nos permite reír y abrir las puertas a nuevas oportunidades de vida, a una nueva luz, para no dejarnos arrastrar a la depresión. Muchas personas dedican toda su vida a alargarla y a perfeccionar su espíritu sin hacer nada productivo, pero eso no tiene sentido, porque no se debe vivir por vivir, sino para hacer el mayor bien a todos.
No debemos intentar hacer más de lo que la vida y nuestras posibilidades nos permiten, porque moriríamos antes de tiempo, frustrados e insatisfechos. Pienso que llegar a la Tercera y Cuarta Edad debe ser motivo de felicidad y que debemos inaugurarlas y reconocerlas como una Edad de Oro y no como nos tienen acostumbrados a verlas: como una Edad de la Decadencia. Pero somos nosotros quienes decidiremos si serán una cosa o la otra.
EL BUDISMO Y LA VEJEZ
Siddhartha era sabio y entendió que la base de la felicidad completa, el nirvana espiritual en el que nada logra turbarnos ni alterar la calma de nuestra comprensión del universo, se basa en la ausencia de deseo. El que nada desea nada necesita, nada le ata ni le condiciona. Si no deseas, no tienes ataduras con el mundo. Lo importante es saber vivir y entender que todo tiene su momento en la vida y hasta el momento de la muerte también tiene su preciso momento, nadie muere ni antes ni después sino cuando le toca.
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