sábado, 1 de septiembre de 2012

EL TIEMPO



Una se pone a pensar en relación al tiempo y la velocidad con la que pasa, paso de lunes a viernes sin darme cuenta. En cambio, recuerdo que cuando yo era pequeña el tiempo pasaba más despacio. Las semanas me parecían como meses y los meses, especialmente los de vacaciones, me parecían como años. Tengo la extraña sensación de que el tiempo pasa más rápido cuando estoy disfrutando algo. Y me pasa mucho en navidad, mas es el tiempo que me pongo a arreglar cosas, comprar ingredientes para la comida de navidad, los adornos de la casa, el regalo del niño Jesús aquel despelote, pendiente de la comida, etc etc, y después llega la navidad, y pum ya se termino el año, porque solo es una semana después de esa noche buena, aqui de verdad que si parece que los relojes tuvieran trucados.


también tengo esa extraña sensación de que, cuanto menos tiempo me queda, más rápido se va. Tan extrañada estoy que empiezo a sospechar que los relojes y calendarios que nos venden están todos trucados, no se han dado cuenta que cuando uno esta haciendo algo y esta frente esperando que hierva un agua por ejemplo o se frían unas tajadas, esto tarda y tarda y tu con los ojos pelaos alli, basta con que te retires un momento y vuelves y pum el plátano se quemo jajaja, bueno y no es el mismo tiempo? osea que el tiempo no existe, el tiempo sera que somos nosotros mismos?


Pero ¿quién no ha tenido alguna vez la “extraña sensación” de que el tiempo a veces se alarga y otras se acorta? ¿Qué pasa con el tiempo? ¿Es que el tiempo es como una especie de goma de mascar cósmica que se puede estirar y acortar?


Kanemoto Sunadomari narra la siguiente historia: ( Tomado de técnicas mentales)

“En la primavera de 1928 acudí por primera vez a una exhibición de aikido del maestro Morihei Ueshiba. Aquel día, el maestro Ueshiba portaba un kimono formal blasonado. Cinco o seis de sus discípulos, armados con espadas y lanzas de madera, iniciaron un ataque simultáneo. Un instante después, se encontraban todos volando por los aires, por encima de la cabeza del maestro Ueshiba. Sucedió en pocos segundos. Ninguno de los estudiantes pudo tan siquiera tocar al maestro Ueshiba con sus armas. Este fue el hecho que más tarde me indujo a formar parte en su dojo. Desde aquel día, además de entrenar en su dojo, fui testigo de decenas de sus demostraciones. Sin embargo, había muchos aspectos de su aikido que escapaban completamente a mi entendimiento”.

Como suele decirse, está demostrado científicamente que el tiempo físico, el que mide nuestros relojes, es elástico: se dilata y se contrae, se alarga y se acorta, depende de la velocidad a la que te muevas; cuanto más rápido te muevas en el espacio, más lento pasa el tiempo. Pero ¿qué pasa con nuestro reloj interno, el tiempo que llamamos psicológico? Pues parece que ocurre lo mismo que con el tiempo exterior, también es plástico, se alarga y se acorta, pero en este caso no depende de la velocidad a la que nos movamos, depende del estado de nuestra conciencia.

El maestro Morihei Ueshiba podía poner su conciencia en un estado en el que el tiempo se ralentiza; él veía las espadas moverse lentamente a su alrededor y los demás lo veían moverse a él muy rápidamente. El maestro Morihei Ueshiba utilizaba esta propiedad del tiempo en su favor, como una técnica más de las artes marciales. Pero esto no es nuevo, ni exclusivo de las artes marciales; hay muchos yoguis que relatan la misma experiencia: después de entrar en estados profundos de concentración, el tiempo se alarga, incluso llega a un punto en el que parece que se detiene completamente. Si a usted esto le parecen cuentos chinos, escuche el siguiente relato:

En un programa de radio de la BBC se examinaba la psicología y neurociencia de la percepción del tiempo. En el programa se habla con el psicólogo David Eagleman, que ha llevado a cabo un interesante experimento. Consistía en hacer saltar a varias personas desde una grúa de 50 metros en caída libre sobre una red. Luego, se pedía a los participantes que intentaran juzgar el tiempo que tardaban en llegar a la red, para ver si la situación de estrés alteraba genuinamente la percepción del tiempo de los participantes. Con las respuestas en la mano se llegó a la conclusión de que todos los participantes habían sobre estimado su tiempo de caída. Este y otros experimentos confirman lo que muchos de nosotros hemos sentido alguna vez. Que en ciertas situaciones las cosas se ven como a cámara lenta o a cámara rápida. Esto es lo mismo que ocurre en los accidentes, cuando la vida de las personas está en peligro. Y son muchas personas que han sufrido accidentes, de moto, de coche, caídas, etc., las que cuentan lo mismo. Pueden recordar, con muchos detalles, cosas que en situaciones normales ni siquiera verían. El tiempo se ralentiza, e incluso en situaciones muy extremas llega a detenerse completamente.

Pruebe, también, a ponerse en cola de un banco, un supermercado, etc., y comenzará a experimentar cómo el tiempo se dilata: 5 minutos le parecerán 20; si hace calor, le parecerán 30; si además le están pisando los pies, creerá que los 5 minutos son horas; siga añadiendo inconvenientes a su gusto y verá cómo cada simple instante se va haciendo más y más largo.

Quizás a usted la experiencia de los yoguis en meditación profunda, donde el tiempo parece que deja de existir, le parezca mucho más difícil de experimentar. Pues también para este caso tenemos un experimento casero y accesible: después de un largo día de trabajo, ponga el despertador a las seis de la mañana, acuéstese, relájese y duérmase; cuando suene el despertador, a usted le habrá parecido que ha pasado sólo un minuto o menos.

Este extraordinario fenómeno lo podemos experimentar en cualquier momento; es curioso, asombroso, pero es real. Estamos ante una verdadera posibilidad de la mente humana; los americanos la han bautizado recientemente como “bullet-time” o dilatación temporal. En la famosa escena de la película The Matrix se puede ver una aproximación a cómo se ven las cosas bajo el efecto de la conciencia alterada, como la del maestro Morihei Ueshiba, aunque un poco exagerado, claro.

Con un poco de entrenamiento, como el del maestro Morihei Ueshiba, usted puede manejar su tiempo a voluntad, hacerlo largo o increíblemente corto. La conclusión es que cada persona vive en su propio tiempo, único y personal, que es independiente de los relojes y calendarios. Ya no valen los años como medida de nuestra vida, sino la intensidad con la que vivimos las experiencias.



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